
Cuando las cosas se hacen por convencimiento los resultados suelen ser mejores, porque la implicación del individuo al realizar la tarea es más ardua y existe un mayor compromiso. Por eso veo de vital importancia propiciar que el alumnado adquiera el gusto el estudio y sea por propia iniciativa que lo hace. Es importante que el hábito lo adquieran ellos mimos; siendo nosotros los educadores meramente la figura de facilitadores, una especie de guía, que promovamos actividades y les demos las herramientas que ellos necesitan.
Si somos capaces de lograr este gusto, entonces los niños no sentirán que el estudio es una obligación y siempre estarán en búsqueda de nuevo conocimiento.
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